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¿Es cierto que, pasado los 2 años de lactancia, la leche materna se convierte en agua?

El calostro, que es la leche producida durante los primeros días después del parto, se debe suministrar en la primera hora de vida, ya que contiene anticuerpos maternos e inmunoglobulinas que protegen al bebé contra procesos infecciosos que se pueden presentar luego del periodo neonatal.[1] [2] Además, se recomienda continuar la lactancia materna (LM) a libre demanda y de manera exclusiva hasta los seis meses de vida y complementarla hasta los dos años[3]; pero pasado estos 2 primeros años de vida del bebe, ¿Es cierto que la leche materna no contiene las mismas propiedades y por el contrario se convierte en agua como sugieren muchas personas?, en el siguiente texto resolveremos esta y otras dudas.

¿Qué es la leche materna?

La leche materna es un alimento natural producido por las glándulas mamarias de la mujer, diseñado específicamente para satisfacer las necesidades nutricionales, inmunológicas y de desarrollo del recién nacido y del lactante.

La leche humana, más allá de ser un alimento, es un fluído vivo y cambiante, capaz de adaptarse a los diferentes requerimientos del niño a lo largo del tiempo (modifica su composición y volumen)[4].

Los diferentes tipos de leche que se producen en la glándula mamaria son: pre-calostro, calostro, leche de transición, leche madura y de pre-término.

¿De qué está compuesta la leche materna?

La composición de la leche materna es compleja y dinámica, adaptándose a los requerimientos del bebé a lo largo del tiempo.

Su principal compuesto es el agua (aproximadamente 87-88%) y una mezcla equilibrada de nutrientes y componentes bioactivos esenciales para el crecimiento y desarrollo del bebé. Su composición incluye:

  • Agua: Es el componente mayoritario y ayuda a mantener hidratado al bebé.
  • Hidratos de carbono: Principalmente lactosa (“azúcar de la leche”), que proporciona energía y favorece el desarrollo cerebral y la salud intestinal. También contiene oligosacáridos, que actúan como prebióticos y estimulan el crecimiento de bacterias beneficiosas en el intestino.
  • Grasas: Son la principal fuente de energía y aportan ácidos grasos esenciales (como omega 3 y omega 6), necesarios para el desarrollo del cerebro y la visión.
  • Proteínas: En cantidad óptima para el bebé, incluyendo caseínas y proteínas del suero (lactoferrina, inmunoglobulinas, lisozima), que ayudan al sistema inmunitario y protegen contra infecciones.
  • Vitaminas y minerales: Esenciales para el crecimiento, desarrollo y función del sistema inmunológico.
  • Componentes bioactivos: Hormonas, factores de crecimiento, enzimas y bacterias beneficiosas, que refuerzan la salud y la inmunidad del bebé.

¿Hasta qué edad debe lactar mi bebé?

Las recomendaciones oficiales de la Organización Mundial de la Salud (OMS) y de importantes asociaciones pediátricas indican que lo ideal es la lactancia materna exclusiva durante los primeros seis meses de vida del bebé, sin añadir otros alimentos ni líquidos.

A partir de los seis meses, se recomienda introducir alimentos complementarios adecuados para la edad, manteniendo la lactancia materna al menos hasta los dos años de vida o más, siempre que madre e hijo lo deseen.

No existe un límite superior establecido para finalizar la lactancia; puede continuar mientras sea beneficioso y cómodo para ambos. La decisión final depende de la familia y de las necesidades y deseos de cada niño y madre.

¿Qué hago si no produzco leche?

Si no produces leche o percibes una baja producción (hipogalactia), lo primero es identificar la causa. Muchas veces la falta de leche no es real, sino que se debe a una técnica de lactancia inadecuada, como un mal agarre, horarios rígidos o poca estimulación del pecho. Otras causas pueden ser problemas de salud, antecedentes de cirugía mamaria, alteraciones hormonales, obesidad, retención de placenta o complicaciones del parto.
Algunos puntos importantes a tomar en cuenta:

  • Asegura una buena técnica de lactancia: Busca ayuda de una asesora de lactancia para corregir la postura y el agarre del bebé.
  • Lactancia a demanda: Ofrece el pecho con frecuencia (mínimo 8 veces cada 24 horas), sin horarios fijos, para estimular la producción.
  • Extracción de leche: Si el bebé no succiona bien, usa un sacaleches para estimular la glándula y aumentar la producción.
  • Revisa tu salud: Consulta con tu médico para descartar problemas hormonales, infecciones, retención de placenta o condiciones como hipoplasia mamaria, síndrome de Sheehan o trastornos de la tiroides.
  • Cuidados personales: Descansa, mantén una alimentación equilibrada, evita el estrés y el tabaco, y bebe suficiente agua.
  • Valora opciones: En casos de baja producción real y persistente, puedes optar por la lactancia mixta (combinar leche materna y fórmula) bajo supervisión médica.

No dudes en pedir ayuda profesional si tienes dudas o dificultades. Muchas situaciones de baja producción tienen solución con el manejo adecuado.

¿Es cierto que la leche materna luego de 2 años de lactancia es solo agua?

No, no es cierto que después de los 2 años de lactancia la leche materna se convierta en agua. La leche materna siempre mantiene una composición compleja y nutritiva, aunque varía según la etapa de la lactancia y las necesidades del bebé.

Incluso en la lactancia prolongada (más allá del primer año o dos), la leche sigue conteniendo agua, proteínas, grasas, hidratos de carbono, vitaminas, minerales y otros componentes bioactivos. La proporción de agua es alta (alrededor del 87-90%), pero esto es así desde el inicio de la lactancia y no aumenta significativamente con el tiempo. De hecho, estudios recientes muestran que la concentración de proteínas puede incluso aumentar en la leche materna después de los 12 meses de lactancia.

¿Cuáles son los beneficios de la lactancia materna?

Los beneficios de la LM son innumerables y bien conocidos, pero dentro de estos destaca el hecho de que proporciona los nutrientes que el lactante requiere para su crecimiento y desarrollo; de igual forma, es una práctica que tiene ventajas para la madre, tales como que disminuye el riesgo de algunos tipos de cáncer y es una forma segura, natural y económica de alimentación[5]

A continuación, se resumen los principales beneficios:

Para el bebé:

  • Protección frente a infecciones: Disminuye el riesgo de enfermedades respiratorias, otitis, infecciones gastrointestinales y urinarias, gracias a los anticuerpos y componentes inmunológicos presentes en la leche materna.
  • Reducción del riesgo de enfermedades crónicas: Previene el desarrollo de obesidad, diabetes tipo 1 y 2, leucemia, alergias y enfermedades cardiovasculares en la infancia y la vida adulta.
  • Mejor desarrollo cerebral y cognitivo: Favorece el desarrollo intelectual y el desempeño escolar, además de contribuir a una mejor salud mental y emocional.
  • Protección contra la muerte súbita del lactante: Reduce el riesgo de síndrome de muerte súbita del lactante (SMSL).
  • Mejor desarrollo dental: Disminuye la incidencia de caries y problemas de ortodoncia.
  • Nutrición óptima y fácil digestión: La leche materna se adapta a las necesidades del bebé en cada etapa y es fácilmente digerible, reduciendo problemas como gases, diarrea o estreñimiento.
  • Vinculación afectiva: El contacto físico durante la lactancia fortalece el vínculo madre-hijo y ayuda al bebé a sentirse seguro y consolado.

Para la madre:

  • Recuperación postparto: Favorece la recuperación del útero, reduce el riesgo de hemorragias y anemia, y ayuda a recuperar el peso previo al embarazo.
  • Prevención de enfermedades: Disminuye el riesgo de cáncer de mama y ovario, y mejora la salud ósea al llegar a la menopausia.
  • Bienestar emocional: La lactancia produce bienestar, reduce el riesgo de depresión postparto y fortalece el vínculo afectivo con el bebé.
  • Ahorro económico y comodidad: La leche materna es gratuita, siempre disponible y no requiere preparación ni almacenamiento especial.

[1] Organización Mundial de la Salud (OMS). Temas de Salud. Lactancia Materna. Ginebra: OMS ; [cited 2017 Oct 15]. Available from: Available from: https://bit.ly/3m48PIs .

[2] Arroyo-Cabrales LM. El calostro: Un buen inicio en la vida. Perinatol Reprod Hum. 2010 [cited 15 Oct2017];24(4):219-20. Available from: Available from: https://bit.ly/33e5NbO .

[3] Cerón-Sandoval MI, Dorantes-Peña HG, Sandoval-Gallegos EM, Ruvalcaba-Ledezma JC. Los beneficios conocidos de la lactancia materna exclusiva en la prevención de enfermedades transmisibles no tienen el impacto positivo esperado. JONNPR. 2017;2(6):260-63. https://doi.org/d8hp.

[4] Temboury Molina M. Composición de la leche humana. Lactancia Materna. Guía para profesionales. Monografías de la Asociación Española de Pediatría 2007; 59: 59-76.

[5] Organización Mundial de la Salud (OMS). Salud de la madre, el recién nacido, del niño y del adolescente. Lactancia Materna. Ginebra: OMS; [cited 2017 Oct 15]. Available from: Available from: https://bit.ly/3ioUVyt .

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