El lupus es una enfermedad generalmente difícil de diagnosticar porque sus signos y síntomas colectivamente son similares a los de otras enfermedades, en muchas ocasiones pueden pasar meses e incluso años para dar con el diagnostico de esta enfermedad, por lo que es importante estar alerta a los síntomas y signos para acudir con uno o más especialistas a fin de obtener un diagnostico más rápido y tratamiento adecuado.
El Lupus es una enfermedad que se conoce desde fines del siglo XIX, algunas evidencias sugieren su existencia desde antes, tal como se demuestra en los hallazgos de una momia peruana de la cultura Huari, que se desarrolló alrededor de los años 890 D.C. en nuestro país, probablemente este sea el primer caso de Lupus en el mundo.[1]
Podemos definir por Lupus, que es una enfermedad autoinmune, donde las células atacan al propio organismo del paciente sin presentar alguna infección o motivo aparente, dando como resultado inflamación o algunos daños permanentes a los órganos internos. Suele afectar a muchas partes del cuerpo como articulaciones, piel, riñones, corazón, pulmones, vasos sanguíneos y cerebro.
De los casos detectados de lupus, la población femenina representa entre el 70 y 90%, principalmente entre la edad fértil, y en algunos casos en etapa infantil, en hombres y mujeres mayores o ancianos, y hasta en recién nacidos. El lupus afecta a la población mundial, aunque se presume que es más frecuente en la comunidad de ascendencia africana y asiática que en las de ascendencia caucásica.
Como vemos algunas personas pueden tener predisposición a padecer lupus, por lo que una simple infección, ciertos medicamentos o incluso la luz del sol podrían terminar desencadenado la enfermedad. Hasta el momento no se ha encontrado una cura para el lupus, pero los tratamientos suelen ayudar a controlar los síntomas.
El origen y/o el porque se padece de esta enfermedad aún está en investigación, aunque según algunos especialistas podría derivar de una combinación de la genética, la epigenética (cambios en los cromosomas), los factores ambientales, los virus y las infecciones.
Existen diferentes tipos de lupus, pero cabe precisar que no hay dos casos de lupus exactamente iguales, entre los más conocidos tenemos:
- Lupus eritematoso sistémico: Es uno de los más comunes. Dependiendo del paciente puede presentarse de forma leve o grave, así mismo puede comprometer muchas partes del cuerpo.
- Lupus discoide: Afecta a la piel provocando erupciones que no desaparecen.
- Lupus cutáneo subagudo: Provoca ampollas o lesiones en la piel generalmente después de estar en contacto con el sol.
- Lupus inducido por medicamentos: Este tipo de lupus tiene su origen por el consumo de ciertas medicinas. Por lo general, al suspender el consumo de la medicina desaparece.
- Lupus neonatal: Es poco común, afecta a los recién nacidos. Por lo general ocurre cuando un lactante adquiere autoanticuerpos de su madre con LES (autoanticuerpos son proteínas inmunes que por error atacan y dañan los propios tejidos u órganos de la persona). Los problemas de la piel, el hígado y la sangre pueden desaparecer en seis meses, sin embargo, uno de los problemas con mayor peligro es el bloqueo cardíaco congénito, lo que implica la colocación de un marcapasos a fin de preservar la vida del bebé.
Para determinar si padecemos de lupus o estamos en presencia de otra enfermedad, es importante tomar en consideración los signos y síntomas, así mismo estos pueden ser repentinos o desarrollarse lentamente, pueden ser leves o intensos, y temporales o permanentes, en muchos casos, la enfermedad se presentará con faces leves , seguidas por tener episodios (denominados «brotes») en los que la sintomatología empeorará durante un tiempo, luego mejoran e incluso desaparecen por completo durante una temporada.
A continuación, los síntomas y signos más comunes del lupus:
- En muchos pacientes (no en todos) suele aparecer una erupción cutánea en el rostro, que se asemeja a las alas abiertas de una mariposa, abarcando ambas mejillas, el puente de la nariz o también erupción en otras zonas del cuerpo.
- Lesiones en la piel o que aparecen o empeoran con la exposición solar.
- En situaciones de estrés los dedos de los pies y de las manos pueden volverse blancos o azules, lo mismo pasa si se exponen al frío.
- Artritis, dolor e inflamación articular, rigidez e hinchazón preponderantemente en las mañanas.
- Aparición de lesiones en la nariz y la boca, generalmente no dolorosas.
- Fatiga
- Fiebre
- Sarpullido
- Pérdida de cabello
- Falta de aire, puede haber dolor al respirar profundamente o al acostarse.
- Dolor en el pecho
- Ojos secos
- Dolor de cabeza o migrañas, desorientación, convulsiones y pérdida de memoria.
- Glándulas inflamadas
- Dolor de estómago.
- Hinchazón en las piernas o alrededor de los ojos
Es primordial recordar que los signos y síntomas que tenga el paciente dependerá de que órganos han sido afectados, así como el avance o estado de la enfermedad.
Se recomienda consultar con el médico si de la lista indicada líneas arriba aparecen estos síntomas: erupción cutánea sin causa aparente, fiebre, dolor persistente o fatiga.
Un paciente con lupus deberá consultar con diferentes médicos para tratar los diversos síntomas que presente. Una vez recibido el diagnóstico, el médico especialista en tratar este mal suele ser un reumatólogo. Este profesional de la salud realizará las derivaciones a otros especialistas según lo crea necesario a fin de crear un plan de tratamiento en conjunto, a fin de cumplir los siguientes objetivos en favor de la vida del paciente:
- Disipar dolores e inflamación.
- Reducir en gran medida los daños a órganos y articulaciones.
- Mejorar el sistema inmunitario.
- Anticiparse a los “brotes” de la enfermedad.
- Mantener las hormonas en equilibrio.
[1] ALLISON M., GERSZEN E., MARTINEZ A. Generalized connective tissue disease in a mummy from the Huari Culture (Peru). Buil. N. Y. Acad. Med. 1977; 53 (3): 292 –301.