Los calambres tienen alta prevalencia en las personas en general, aunque esta varía dependiendo de la población estudiada entre 37 a 95%[1]. La prevalencia es alta en adultos sobre los 65 años, deportistas de alto rendimiento y embarazadas[2][3]. Así mismo, se sabe que la prevalencia de calambres en pacientes con enfermedades que afectan al sistema nervioso es mayor que en la población general. Esto se ha documentado en pacientes con polineuropatías (PNP) hereditarias como el Charcot-Marie-Tooth (CMT), polineuropatías adquiridas de diverso tipo y ELA[4][5].
Aunque los calambres musculares suelen durar poco, y aparentemente no representan un riesgo de vida para las personas que los sufren existen casos en los que se debe de acudir al médico, sobre todo si la persona que lo padece es un adulto mayor, por lo que, a continuación, te brindamos información acerca del tema y algunas recomendaciones.
¿Qué son los calambres musculares?
Los calambres musculares son contracciones o espasmos súbitos, involuntarios y generalmente dolorosos de uno o más músculos. Estas contracciones ocurren sin que la persona tenga intención de mover el músculo y, durante el episodio, el músculo no logra relajarse.
Los calambres son más frecuentes en las extremidades inferiores y sobretodo en las pantorrillas, tanto en sujetos sanos como en pacientes con patologías neurológicas[6]
¿Cuáles son los síntomas de los calambres musculares?
Los síntomas característicos de los calambres musculares incluyen:
- Contracción brusca e involuntaria de un músculo o grupo muscular, con dolor intenso y localizado.
- Duración breve, generalmente entre segundos y varios minutos, aunque en casos excepcionales pueden persistir más tiempo.
- Endurecimiento visible del músculo afectado, que se palpa como un nudo o abultamiento bajo la piel.
- Suelen aparecer durante o después del ejercicio físico. O por la noche, calambres nocturnos, especialmente en piernas, que pueden despertar al paciente. Resolución espontánea al estirar el músculo afectado o mediante masajes suaves.
Posterior a la aparición del calambre, se presentarán los siguientes síntomas:
- Dolor residual tras el episodio, aunque menos intenso.
- Limitación funcional temporal del músculo afectado.
- En casos graves, debilidad muscular transitoria.
Los calambres no suelen requerir atención médica, excepto si son recurrentes, acompañados de hinchazón/enrojecimiento, o vinculados a enfermedades neurológicas subyacentes.
¿Cuáles son las causas de los calambres musculares principalmente en adultos mayores?
Los calambres musculares en adultos mayores tienen causas multifactoriales, con énfasis en los siguientes aspectos según la evidencia disponible:
Factores fisiológicos
- Pérdida de masa muscular (sarcopenia): La reducción natural de fibras musculares con la edad disminuye la resistencia al esfuerzo, aumentando la fatiga y el riesgo de calambres.
- Alteraciones metabólicas: Diabetes, hipotiroidismo y enfermedades renales (como insuficiencia renal) afectan el equilibrio electrolítico y la función neuromuscular.
- Problemas circulatorios: La mala irrigación sanguínea en las extremidades, común en enfermedades arteriales periféricas, limita el suministro de oxígeno a los músculos.
Desequilibrios hidroelectrolíticos
- Deshidratación: La menor percepción de sed en ancianos, sumada al uso de diuréticos, favorece la pérdida de líquidos y electrolitos.
- Déficit de magnesio, potasio o calcio: Estos electrolitos son cruciales para la contracción-relajación muscular. Su disminución ocurre por diuréticos, diálisis o mala absorción intestinal.
Factores iatrogénicos y patológicos
- Medicamentos: Diuréticos, estatinas y algunos antihipertensivos alteran el metabolismo electrolítico o la función muscular.
- Enfermedades neurológicas: Parkinson, neuropatías o estenosis lumbar comprimen nervios, generando espasmos.
Otras condiciones: Cirrosis, cáncer y tratamientos como quimioterapia afectan indirectamente la función muscular.
Factores de riesgo adicionales
- Inactividad física: Músculos no acondicionados se fatigan más rápido durante actividades cotidianas.
- Obesidad: La sobrecarga muscular por peso excesivo aumenta la tensión en piernas y pies.
- Edema crónico: La retención de líquidos en extremidades inferiores altera la función neuromuscular.
¿Qué hacer si soy adulto mayor y sufro de calambres musculares?
Se recomienda:
Tratamiento inmediato durante el calambre, estirar el músculo afectado:
- Pantorrillas: Sentado, estire la pierna y lleve los dedos del pie hacia la rodilla (dorsiflexión). Mantenga 30-60 segundos.
- Muslos: De pie, lleve el tobillo hacia el glúteo sujetándose a una silla para mantener el equilibrio.
- Masajear la zona: Fricciones suaves para relajar el músculo y mejorar la circulación.
- Aplicar calor/frío:
- Calor (almohadilla tibia o ducha caliente) para relajar el músculo tenso.
- Hielo envuelto en una toalla si hay dolor residual.
Prevención a largo plazo
- Hidratación adecuada: Beber agua regularmente, incluso sin sed, especialmente si toma diuréticos.
- Suplementos bajo supervisión médica: Magnesio o potasio solo si existen déficits confirmados (evitar automedicación).
Ejercicios diarios:
- Estiramientos antes de dormir (ej: estiramiento de pantorrilla apoyado en una pared).
- Actividad moderada: Caminar, nadar o yoga para mejorar circulación y flexibilidad.
Ajustes en el estilo de vida
- Dieta equilibrada: Incluir plátanos, espinacas, frutos secos y lácteos para obtener potasio, magnesio y calcio.
- Evitar sobreesfuerzos: Dosificar actividades físicas y usar calzado ergonómico.
- Controlar enfermedades subyacentes: Diabetes, insuficiencia renal o problemas circulatorios requieren seguimiento médico.
¿Cuándo deben de acudir al médico si sufro de calambres musculares?
Se debe consultar al médico cuando:
- Los calambres son recurrentes o no mejoran con medidas básicas.
- Duración prolongada (más de 10 minutos) o frecuencia aumentada
- Si aparecen hinchazón, debilidad muscular persistente o asociados a medicamentos (ej: estatinas, diuréticos).
- Calambres en tórax, brazos o abdomen, especialmente si se acompañan de dificultad respiratoria o dolor opresivo (podrían confundirse con problemas cardíacos).
- Debilidad muscular persistente o pérdida de sensibilidad en la zona afectada.
- Pérdida severa de líquidos por vómitos, diarrea, sudoración excesiva o uso de diuréticos.
- Consulta en 1-2 días
- Calambres recurrentes al caminar que desaparecen al detenerse (posible claudicación intermitente por mala circulación).
- Relación con nuevos medicamentos, como estatinas, diuréticos o antihipertensivos.
- Consumo excesivo de alcohol, que puede agravar déficits nutricionales y daño nervioso.
- Para evaluar opciones como relajantes musculares (solo en casos graves y bajo prescripción).
[1] Katzberg HD. Neurogenic muscle cramps. J Neurol 2015; 262: 1814-21
[2] Abdulla AJ, Jones PW, Pearce VR. Leg cramps in the elderly: prevalence, drug and disease associations. Int J Clin Pract. 1999; 53: 494-6.
[3] Miller TM, Layzer RB. Muscle cramps. Muscle Nerve. 2005; 32: 431-42.
[4] Johnson NE, Sowden J, Dilek N, Eichinger K, Burns J, McDermontt M, et al. Prospective Study of Muscle Cramps in Charcot-Marie-Tooth Disease. Muscle Nerve. 2015; 51 (4): 485-8.
[5] Maxwell SK, Kokokyi S, Breiner A, Ebadi H, Bril V, Katzberg HD. Characteristics of muscle cramps in patients with polyneuropathy. Neuromuscul Disord 2014; 24 (8): 671-6
[6] Weiner IH, Weiner HL. Nocturnal leg muscle cramps. JAMA 1990; 150: 511-8.